El resplandor del oro vuelve a dominar las conversaciones financieras. En medio de cifras históricas, euforia inversora y nuevas estrategias de cartera, las palabras de Warren Buffett, que lleva décadas advirtiendo sobre los peligros de la fiebre dorada, suenan más actuales que nunca.
El nuevo reinado del oro y su ascenso meteórico
Durante la última semana, el oro alcanzó un máximo histórico por encima de los $4,300 por onza, antes de retroceder ligeramente el viernes. Aun así, su precio acumula un alza de más del 50% en lo que va del año y prácticamente se ha duplicado desde comienzos del año pasado. Según Fred Imbert, de CNBC, el metal precioso “supera fácilmente al S&P 500” y vive su mejor momento desde la crisis financiera de 2008.
El contexto no podría ser más singular: este auge no llega en medio de un desplome bursátil ni de una recesión global, sino en un escenario de crecimiento moderado, tensiones geopolíticas y temor inflacionario. Los expertos sugieren que los inversionistas están recurriendo al oro como refugio frente al deterioro del valor de las monedas y la inestabilidad fiscal.
De la fórmula 60/40 al nuevo equilibrio con bitcoin y oro
La clásica fórmula de portafolios 60/40 —60% en acciones y 40% en bonos— parece quedarse corta ante los desafíos actuales. Actualmente cada vez más asesores financieros optan por un esquema 60/20/20, en el que el oro y bitcoin comparten protagonismo, desplazando parte de la inversión en bonos.
El argumento es claro: “Las acciones y los bonos se mueven con demasiada frecuencia en la misma dirección”, explican los estrategas. Con el aumento del gasto público, las deudas crecientes y los riesgos geopolíticos, los bonos han perdido su rol tradicional como escudo ante la volatilidad. En cambio, los activos alternativos prometen diversificación y protección ante la inflación.
Buffett y su vieja batalla contra el metal dorado
Aunque el legendario inversor de 95 años no ha comentado públicamente sobre el nuevo rally del oro, su postura ha sido constante: lo considera una apuesta improductiva.
En la reunión anual de Berkshire Hathaway de 2011, Buffett explicó que las inversiones se dividen en tres categorías: las denominadas en moneda (como bonos o efectivo), las especulativas (como el oro) y las productivas (como empresas o tierras agrícolas).
Para ilustrar su punto, Buffett planteó una imagen inolvidable: si se reuniera todo el oro del mundo en un solo cubo, mediría unos 20 metros por lado y pesaría alrededor de 170.000 toneladas métricas. “Podrías acariciarlo, pulirlo, subirte encima y decir: ‘Soy el rey del mundo’. Pero no te servirá de nada”, ironizó.
El magnate insistió en que el oro no produce rendimientos ni genera valor por sí mismo, y que su precio depende únicamente de la expectativa de que alguien esté dispuesto a pagar más en el futuro. “No solo estás apostando a cuánto miedo le tiene la gente al papel moneda ahora, sino a cuánto miedo tendrá dentro de unos años”, advirtió.
Activos que producen versus activos que brillan
Buffett y su socio, el fallecido Charlie Munger, siempre prefirieron invertir en activos capaces de generar riqueza tangible. “Compras una granja porque produce maíz o soja. Compras una empresa porque produce ganancias”, explicó. En cambio, el oro solo promete valor si otros lo perciben como refugio ante el caos.
“Es extraño comprar algo que solo sube de valor si el mundo se va al infierno”, ironizó Munger, subrayando la paradoja de una inversión que prospera únicamente en medio del miedo. Para ambos, el verdadero éxito financiero depende de activos que creen valor y no de los que dependen del pánico ajeno.
La nueva apuesta de Berkshire: energía y confianza
Mientras tanto, una de las filiales más reconocidas de Berkshire Hathaway, Duracell, está trasladando su poder de marca al sector energético del Reino Unido. La compañía ha otorgado una licencia a Elektra Charge para lanzar la red “Duracell E-Charge”, una serie de estaciones de carga para vehículos eléctricos con el diseño icónico de sus baterías.
El proyecto, desarrollado por The EV Network, busca que los conductores asocien la carga eléctrica con la fiabilidad de Duracell. “La marca ofrece familiaridad y confianza inmediata al consumidor”, declaró Mark Bloxham, de EVN. El director ejecutivo, Reza Shaybani, añadió: “Cuando eras niño usabas una pila Duracell para tu coche de juguete; ahora impulsamos tu coche real”.
Así, mientras el mundo se deslumbra por el brillo del oro, Buffett sigue apostando por la energía, la productividad y el valor tangible. Su lección parece inmutable: las modas financieras pasan, pero las inversiones que producen nunca pierden su carga.
No te pierdas la señal en vivo de Comercio TV aquí y mantente al día en la actualidad financiera