En un momento en el que las cifras suelen dominar los titulares, una reflexión personal volvió a poner el foco en algo más amplio que el dinero. Así comenzó el más reciente mensaje público de MacKenzie Scott, quien volvió a ofrecer una radiografía poco habitual de cómo entiende la filantropía y su alcance real en la vida cotidiana.
La filántropa multimillonaria informó que durante 2025 destinó $7.17 mil millones a cerca de 225 organizaciones, un monto que eleva sus donaciones acumuladas desde 2019 a $26.3 mil millones. “Es probable que esta cifra en dólares aparezca en las noticias, pero cualquier monto en dólares es una fracción minúscula de las expresiones personales de cuidado que se comparten en las comunidades este año”, escribió Scott en una publicación de blog.
Las donaciones de este año se distribuyeron entre organizaciones enfocadas en pobreza, justicia social, cambio climático y educación, incluidas varias universidades históricamente afroamericanas. Según Forbes, este volumen de aportes sitúa a Scott solo por detrás de Warren Buffett y Bill Gates en donaciones realizadas a lo largo de su vida, aun cuando su patrimonio neto se estima en $29.9 mil millones.
Scott se comprometió tras su divorcio en 2019 a donar la mayor parte de su fortuna al firmar el Compromiso de Donación. Desde entonces, ha insistido en dirigir recursos hacia organizaciones “con equipos de liderazgo sólidos y resultados”, con énfasis en comunidades con “alta inseguridad alimentaria proyectada, altos niveles de desigualdad racial, altas tasas de pobreza local y bajo acceso al capital filantrópico”.
En su texto más reciente, citó datos de Giving USA que muestran que los estadounidenses donaron más de $590 mil millones en 2024, recordando que la mayoría de los actos solidarios ocurren lejos de los grandes anuncios. “Más del 70% de los estadounidenses informaron haber donado trabajo y dinero a personas que conocen”, escribió, subrayando que también existe generosidad hacia desconocidos.
Scott ilustró su visión con recuerdos personales, como “un dentista local que me ofreció tratamiento dental gratuito” o una compañera de universidad que le prestó $1,000 para evitar que abandonara sus estudios. También reiteró uno de los rasgos más distintivos de su estrategia: las donaciones no suelen tener condiciones. Su objetivo, afirmó en otra ocasión, es “restar importancia a las voces privilegiadas” y permitir que quienes enfrentan desigualdades sean protagonistas de su propio cambio.
Más allá de los montos récord, su mensaje insiste en que el impacto social no se mide solo en balances, sino en la suma de decisiones que fortalecen comunidades y amplían oportunidades desde múltiples frentes.
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