La novena de aguinaldos, es una antigua tradición que cada diciembre reúne a millones de colombianos alrededor del pesebre, no nació en Colombia, pero se convirtió en una de sus tradiciones más profundas y emocionantes. Entre oraciones, villancicos, buñuelos y natilla, esta costumbre mezcla fe, familia y fiesta de una forma muy particular.
¿Dónde nace la novena?
La novena de aguinaldos fue creada por el fraile franciscano Fray Fernando de Jesús Larrea, nacido en Quito, Ecuador, en 1700. Después de su ordenación en 1725, este religioso predicó tanto en Ecuador como en Colombia y escribió el texto de la novena por petición de Clemencia de Jesús Caycedo Vélez, fundadora del Colegio de La Enseñanza en Bogotá. La primera publicación de la novena se hizo en 1743, en pleno siglo XVIII, y más adelante una religiosa conocida como madre María Ignacia le añadió los famosos “gozos”, esos cantos que los niños corean a todo pulmón.
Aunque su autor era ecuatoriano, fue en Colombia donde la novena se arraigó con mayor fuerza y se volvió casi un símbolo nacional de la Navidad. Con el tiempo el texto religioso se mezcló con costumbres locales, cantos populares y reuniones familiares, hasta convertirse en una tradición que trasciende lo puramente religioso.
¿Cómo se celebra en Colombia?
En Colombia la novena se reza durante nueve días, del 16 al 24 de diciembre, como preparación para el nacimiento del Niño Jesús. Familias, vecinos, compañeros de trabajo y comunidades se reúnen en casas, empresas, centros comerciales, parroquias y parques, casi siempre alrededor de un pesebre decorado con luces y figuras.
Cada noche se siguen los mismos pasos: oraciones iniciales, lecturas, meditaciones para cada día, los gozos y el cierre con villancicos. Para muchos niños colombianos, la novena es también el momento de pedir regalos al Niño Dios y de participar en dramatizaciones, coros o juegos.
Qué se come en una novena
La mesa es protagonista. Durante las novenas es habitual servir buñuelos dorados y esponjosos, natilla hecha con leche, panela y maicena, galletas caseras y, en algunos casos, arroz con leche y otros postres típicos. La natilla y los buñuelos, de origen colonial con raíces españolas y árabes, se volvieron los acompañantes casi obligados de las reuniones decembrinas en el país.
Preparar estos platos también es parte de la fiesta: se amasan los buñuelos en familia y se mezcla la natilla mientras alguien canta villancicos o ensaya las lecturas de la noche. Más que comida, estos bocados funcionan como excusa perfecta para conversar, reír y fortalecer lazos afectivos.
¿Solo en Colombia?: Otros países
Aunque muchos piensan que la novena de aguinaldos es exclusiva de Colombia, también se reza con fuerza en Venezuela y Ecuador. En estos países se mantiene la estructura de nueve días de oraciones y cánticos, pero se incorporan platos típicos propios, como hallacas en Venezuela o preparaciones locales en Ecuador.
En México y varios países de Centroamérica existe una celebración similar: las “posadas”, que también se extienden durante nueve días y preparan espiritualmente para la Navidad, aunque con otras oraciones y tradiciones, como la piñata. Sin embargo, en pocos lugares se vive la novena con la misma intensidad social y familiar que en Colombia, donde incluso empresas, colegios y centros comerciales organizan novenas masivas.
En Colombia ha ganado un lugar muy especial
La novena de aguinaldos en Colombia es como una mezcla entre un rezo comunitario, una pequeña fiesta familiar y una tradición infantil muy esperada. Durante nueve noches se visita una casa diferente o un mismo lugar, se leen textos sobre el nacimiento de Jesús, se cantan villancicos, se comparten dulces y fritos típicos, y los niños son los protagonistas.
Más allá de la religión, la novena funciona como un gran pretexto para que nadie pase diciembre solo: vecinos que casi no se hablan en el año se sientan juntos, compañeros de oficina se tratan como familia y generaciones enteras se reúnen en torno al pesebre. Es una tradición que viajó desde los textos de un fraile del siglo XVIII hasta los apartamentos modernos de las ciudades, sin perder su esencia cálida y comunitaria.
En ese juego de luces, oraciones y risas, la novena de aguinaldos sigue recordándole a los colombianos que la Navidad no se mide solo en regalos, sino en el simple acto de abrir la puerta, servir un buñuelo caliente y hacer espacio para alguien más alrededor del pesebre.
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