Un mensaje publicado en redes sociales bastó para encender una nueva tormenta política en Washington, esta vez vinculada a la muerte de una figura conocida del cine y del activismo político, y a una reacción presidencial que sorprendió incluso a aliados habituales.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, provocó una ola de críticas tras referirse al fallecido actor y director Rob Reiner con términos despectivos menos de 24 horas después de que las autoridades confirmaran que él y su esposa fueron hallados muertos en su residencia de Los Ángeles. En una publicación en Truth Social, Trump atribuyó la muerte de Reiner a lo que denominó el “SÍNDROME DE TRASTORNO DE TRUMP”, afirmando que el cineasta estaba “torturado y luchando” por una “aflicción masiva, inquebrantable e incurable”.
“Era conocido por haber vuelto LOCA a la gente con su obsesión furiosa con el presidente Donald J. Trump”, escribió el mandatario, quien más tarde ratificó sus palabras desde el Despacho Oval. “No era para nada su admirador; era un desquiciado en lo que a Trump respecta… Pensaba que era muy perjudicial para nuestro país”, declaró ante la prensa.
Reiner, recordado por su papel en All in the Family y por dirigir clásicos como When Harry Met Sally y A Few Good Men, fue encontrado sin vida junto a su esposa Michele Singer Reiner en su casa de Brentwood. La policía informó que investiga el caso como homicidio y que Nick Reiner, hijo del director, fue arrestado y trasladado a la cárcel del condado de Los Ángeles.
Las palabras de Trump generaron rechazo inmediato, incluso dentro de su propio partido. David Urban, exasesor de campaña del presidente, calificó los comentarios de “indefendibles” y cuestionó por qué no optó por expresar condolencias. La representante Marjorie Taylor Greene señaló que “esta es una tragedia familiar, no una cuestión de política”, mientras que el congresista Thomas Massie afirmó que se trató de “un discurso inapropiado e irrespetuoso”.
Demócratas también reaccionaron con dureza. Ben Wikler sostuvo que la obra de Reiner “será recordada mucho después de que el culto a la personalidad de Trump se haya desvanecido”. El propio cineasta había sido un crítico feroz del presidente, a quien en 2017 calificó como “mentalmente incapacitado”, pero también condenó la violencia política sin distinción partidaria, al afirmar: “Eso no debería pasarle a nadie. No me importan tus creencias políticas. Es inaceptable”.
El episodio dejó al descubierto hasta qué punto el lenguaje político puede amplificar el dolor colectivo y reavivar divisiones en momentos donde el silencio o la mesura suelen pesar más que cualquier consigna.
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