El rescate recibido este jueves por el First Republic Bank (FRB) condujo a una inyección de $30 mil millones de dólares por parte de 11 de los bancos más grandes de EE.UU., en lo que parece ser un esfuerzo extraordinario y conjunto, para evitar el contagio masivo y enviar un mensaje de “estabilidad” al resto del mundo.
Silicon Valley Bank, que fue intervenido la semana pasada, y el First Republic Bank, se encontraban entre los 20 bancos más grandes de Estados Unidos en 2022.
El plan de salvamento para el FRB fue elaborado el martes durante una llamada entre la secretaria del Tesoro, Janet L. Yellen, y Jamie Dimon, director ejecutivo de JPMorgan Chase, en la que se planteó la posibilidad de que cada uno de los involucrados depositara al menos mil millones de dólares para revivir al First Republic.
La Sra. Yellen creía que el apoyo por parte del sector privado aumentaría la confianza en la “salud” del sistema bancario estadounidense. Dimon, cuya entidad salvó a varios rivales durante la crisis financiera de 2008, se unió a este plan y en 48 horas, el trato estaba cerrado.
Los cuatro bancos que invirtieron la mayor cantidad de fondos en este rescate, fueron: JPMorgan Chase, Bank of America, Wells Fargo y Citigroup. Cada uno aportó $5,000 millones de dólares.
Por otra parte, Goldman Sachs y Morgan Stanley contribuyeron con $2,500 millones de dólares cada uno y finalmente, PNC Financial, Truist, BNY Mellon, State Street y US Bank depositaron $1 mil millones por entidad.
Las acciones del FRB, que habían perdido las tres cuartas partes de su valor en los últimos días, subieron tras el anuncio. Sin embargo, muchas otras acciones bancarias, principalmente las pequeñas y regionales, continuaron siendo golpeadas.
Hace alrededor de una semana, el Silicon Valley Bank comenzó a experimentar un declive pronunciado, lo que originó una serie de problemas para el First Republic Bank. Dicho banco atendía a una clientela rica, cuyos depósitos no estaban respaldados por la Corporación Federal de Seguros de Depósitos en caso de que el banco quebrara, ya que esta entidad únicamente asegura fondos hasta un máximo de $250,000.
Otra preocupación importante fue la gran cantidad de préstamos inmobiliarios que el banco tenía en su cartera. Muchos analistas argumentaron que el FRB carecía de los suficientes activos para cubrir los retiros de depósitos, en caso de que se desatara un pánico financiero. A medida que las principales agencias calificadoras rebajaron la calificación del banco, los temores de que pudiera quebrar aumentaron exponencialmente.
El martes, la Sra. Yellen había mencionado la idea de involucrar al sector privado durante una llamada con Jerome H. Powell, presidente de la FED; Martin Gruenberg, presidente de la FDIC; y Michael Barr, vicepresidente de supervisión de la Fed, dijo una persona familiarizada con estas discusiones.
Después de un breve periodo, la Sra. Yellen sugirió la idea al Sr. Dimon. Dado que el banco más grande del país, JPMorgan, ya había establecido relaciones con First Republic al otorgarle una línea de crédito a principios de semana, tenía más razones para tomar parte del asunto en comparación con algunos de sus competidores.
Dimon inició conversaciones con ejecutivos bancarios en llamadas privadas, mientras que Yellen se comunicó con otros líderes empresariales y reguladores, según dijeron algunas fuentes.
Desde el anuncio, los bancos que no forman parte del “grupo de los 11” han preguntado si pueden unirse, dijo una persona con conocimiento del acuerdo, ya que existe la percepción de que estar en este círculo “te identifica como uno de los bancos fuertes de EE.UU.