No hace mucho tiempo, Virgin Orbit celebraba su debut en bolsa. Sir Richard Branson exhibía un modelo de cohete en medio del Times Square y el optimismo luego del éxito de SpaceX de Elon Musk, invadía al mercado en general.
Virgin Orbit alcanzó una valoración de casi $4 mil millones pero ahora está al borde de la bancarrota. El jueves, la compañía detuvo sus operaciones y despidió a casi todo su personal. Sus acciones cotizaban alrededor de 20 centavos el viernes, dejando a la compañía con un valor de mercado de alrededor de $74 millones.
Branson, el mayor accionista, no está dispuesto a financiar más a la compañía. En cambio, comenzó a protegerse contra su participación accionaria del 75% a través de una serie de rondas de deuda. Esa deuda le da al multimillonario británico la primera prioridad de los activos de Virgin Orbit en caso de una bancarrota que ahora es inminente.
Virgin Orbit promocionó un enfoque flexible y alternativo para poner en órbita satélites pequeños utilizando un avión comercial adaptado, sin embargo, no logró alcanzar la tasa de lanzamientos necesaria para generar los ingresos que necesitaba.
Llevó a cabo seis misiones desde 2020, con cuatro éxitos y dos fracasos, a través de un proceso técnicamente difícil conocido como “lanzamiento aéreo”, con un sistema que utiliza un jet Boeing 747 modificado para lanzar un cohete en pleno vuelo y enviar pequeños satélites al espacio.
Virgin Orbit se separó de la compañía de turismo espacial del mismo propietario, Virgin Galactic, en 2017, luego que un equipo dentro de esta última empresa hermana viera potencial en el uso de un avión como plataforma para transportar satélites.
Con sede en Long Beach, California, Virgin Orbit voló la mayoría de sus misiones desde el puerto aéreo y espacial de Mojave. La excepción fue su lanzamiento más reciente, que despegó de Spaceport Cornwall en el Reino Unido.
La compañía espacial había estado trabajando con otros gobiernos para proporcionar sus servicios desde lugares de todo el mundo, firmando acuerdos con Japón, Brasil, Australia y la isla de Guam.
Luego de reuniones con los altos mandos del Pentágono en 2019, Branson proclamó que Virgin Orbit es “casi la única compañía en el mundo que podría reemplazar satélites en 24 horas durante un conflicto militar”.
En ese momento, el líder de compras de la Fuerza Aérea, Will Roper, afirmó que estaba “muy entusiasmado” después de reunirse con Branson. Manifestó además que el ejército estadounidense tenía “mucho dinero para invertir” en el lanzamiento de cohetes.
La compañía esperaba hacer su debut en 2018, sin embargo, su primera misión se produjo en mayo de 2020 y fracasó poco después de que el cohete fuera lanzado desde el avión. Llegó a completar una puesta en órbita exitosa sólo hasta enero de 2021.
Dada la tasa de gastos de la empresa, cercana a los 50 millones de dólares por trimestre, Virgin Orbit apuntaba a la rentabilidad una vez que superara una tasa de lanzamientos de una docena de misiones por año, la cual nunca se llegó a cumplir.
Algunas personas dentro de la empresa criticaron los antecedentes de varios ejecutivos que provenían de Boeing. También afirmaron que hubo despilfarro y una mala comunicación entre los distintos departamentos.