Los ataques contra las empresas que promueven la inclusión de la comunidad LGBTQ+ dentro de sus productos y servicios, han llevado a varias de ellas a enfrentar fiascos de relaciones públicas que han durado meses y que resultan en pérdidas de cuota de mercado, reorganizaciones de altos ejecutivos, batallas legales e incluso amenazas a los empleados.
Algunas corporaciones han provocado la ira de los clientes conservadores por comercializar artículos dirigidos a la población LGBTQ+ o criticar las leyes que no promueven su inclusión.
Los boicots generalmente tienen poco efecto en los resultados de una empresa, sin embargo, casos como el de la cerveza Bud Light han sido particularmente fuertes porque existen sustitutos similares.
En abril Bud Light realizó una promoción con el influencer transgénero Dylan Mulvaney, quien compartió una lata personalizada que hicieron en su honor. Personas del común de tendencia conservadora, algunos grupos religiosos, políticos y ciertas celebridades, pronto llamaron a boicotear la bebida.
El director ejecutivo de Anheuser-Busch, casa matriz de Bud Light, Brendan Whitworth, se disculpó por la disputa al afirmar que su compañía “nunca tuvo la intención de ser parte de una discusión que divide a la gente”. Dos ejecutivos de marketing, Alissa Heinerscheid y Daniel Blake, recibieron una licencia involuntaria después de su papel en la sociedad.
El boicot provocó que el fabricante de bebidas alcohólicas perdiera negocios en un grado que rara vez se ha visto en medio de un boicot. Bud Light ha experimentado una disminución de las ventas semanales de dos dígitos y perdió su lugar como la cerveza más vendida en los EE. UU. en mayo, frente a una marca mexicana.
Las acciones de Anheuser-Busch también han caído casi un 15% desde la promoción con la figura trans.
Entre tanto, compañías como Target o Disney, aún se encuentran evaluando si los boicots afectarán o no sus ventas. Incluso si las empresas no sufren daños financieros por la reacción violenta de los grupos conservadores, existe por otra parte, una fuerte resistencia al marketing LGBTQ+, lo cual afectará de alguna manera los esfuerzos de inclusión corporativa que promueven estas marcas.
El sindicato que representa a Starbucks ha dicho que en docenas de ubicaciones de la cadena no se permite a los empleados decorar por el mes del Orgullo
En target se ha informado a los trabajadores sobre el alto riesgo de violencia que podrían recibir en respuesta a la mercancía de Target’s Pride. Sin embargo en abril, la cadena anunció que eliminaría algunos artículos con temas LGBTQ+ de los estantes, luego que su portavoz describiera “amenazas” en contra de sus empleados por una línea de productos alusivos al Mes del Orgullo.
La inclusión LGBTQ+ ha sido en los últimos años una “práctica comercial estándar”, dijo Sarah Kate Ellis, presidenta y directora ejecutiva del grupo de defensa GLAAD. Pero esa práctica se ha vuelto más complicada en medio de una “sesión legislativa muy agresiva” en la que cursan proyectos de leyes que se enfocan en la manera en la que se enseña la orientación sexual y la identidad de género en las escuelas.
Muchas reconocidas marcas, incluidas Nike, North Face y Walmart, aún realizan campañas de orgullo incluso frente a la presión de los conservadores.