Spirit Airlines ha quedado en una difícil posición luego del fallido intento de compra por parte de JetBlue Airways. La negociación por $3,800 millones de dólares fue bloqueada esta semana por un juez federal.
Analistas de la industria vaticinan que Spirit podría verse obligada a reducir aún más sus ya bajas tarifas o tendría que reestructurarse. Incluso algunos especulan que podría acercarse una liquidación.
Spirit Airlines tuvo como último periodo rentable el año 2019, justo antes de la pandemia. La compañía podría buscar otro comprador, “pero un escenario más probable es una presentación del Capítulo 11, seguida de una liquidación”, dijo en una nota Helane Becker, analista de aerolíneas de TD Cowen.
“Reconocemos que esto suena alarmista y duro, pero la realidad es que creemos que hay escenarios limitados que permiten a Spirit reestructurarse”, agregó.
Las acciones de Spirit se desplomaron en un 47% después de que se emitiera la decisión este martes, empeorando aún más la situación y llevando a la compañía al límite. Al día siguiente, este miércoles 17 de enero, las acciones cayeron otro 22%, alcanzando un nuevo mínimo histórico de $5.74 dólares. Al final de la misma jornada se recuperó muy levemente, subiendo unos centavos y apenas sobrepasando los $6.
El fallo judicial que bloqueó la adquisición de Spirit por parte de JetBlue, afirma que la fusión eliminaría a la aerolínea de descuento famosa por sus bajas tarifas y aviones de color amarillo brillante, perjudicando de esta manera a los consumidores de menores ingresos.
Por su parte JetBlue, argumentó que necesitaba la flota, los pilotos y las rutas de Spirit para crecer y competir mejor con sus rivales más grandes, American, Delta United y Southwest, los cuales controlan alrededor del 80% del mercado aéreo interno estadounidense.
JetBlue y Spirit dijeron en una declaración conjunta este martes, que no están de acuerdo con el fallo del juez y se encuentran evaluando alternativas.
“Seguimos creyendo que nuestra combinación es la mejor oportunidad para aumentar la tan necesaria competencia, ofreciendo tarifas bajas y un excelente servicio a más clientes en más mercados, al tiempo que mejoramos nuestra capacidad para competir con las aerolíneas dominantes de EE. UU.”, manifestaron las compañías después de la decisión.
La industria aérea se ha visto recientemente afectada por los fallos en el Boeing 737 MAX-9, por lo cual los inversores se han vuelto más sensibles a este tipo de noticias.