El séptimo vuelo de prueba del cohete Starship de SpaceX terminó en un fracaso el jueves, causando interrupciones en el tráfico aéreo. Según la Administración Federal de Aviación (FAA), decenas de vuelos fueron desviados o retrasados tras la ruptura del cohete y la caída de sus escombros.
El Starship despegó desde las instalaciones de SpaceX en Brownsville, Texas, alrededor de las 5:30 p.m. (hora del este), pero se desintegró en pleno vuelo. SpaceX informó que está analizando los datos para determinar las causas del incidente. La FAA aseguró que no se reportaron heridos ni daños materiales.
Entre los vuelos afectados, un avión de JetBlue que iba de Fort Lauderdale a San Juan tuvo que regresar a su punto de partida tras dos horas de vuelo. Otros aviones, como un carguero de FedEx y uno de Spirit Airlines, también alteraron sus rutas.
La probabilidad de que los desechos de SpaceX impacten un avión es extremadamente baja debido a las estrictas regulaciones aéreas y espaciales que minimizan los riesgos. La FAA coordina cuidadosamente las zonas de exclusión durante los lanzamientos, desviando vuelos de las áreas potencialmente afectadas. Además, el vasto espacio aéreo reduce significativamente las posibilidades de un encuentro directo.
Sin embargo, a medida que aumenten las actividades espaciales, también crecerá la necesidad de mejorar los protocolos de seguridad y monitoreo. El desarrollo de tecnologías avanzadas para rastrear desechos en tiempo real será clave para garantizar la seguridad en zonas de tráfico aéreo denso.