El día de su toma de posesión, Donald Trump llevó a cabo una intensa jornada de firma de órdenes ejecutivas, marcando un giro radical en la política estadounidense.
Entre las decisiones más destacadas, ordenó la salida inmediata del país del Acuerdo de París y la Organización Mundial de la Salud. Además, reactivó proyectos energéticos previamente bloqueados, como el oleoducto Keystone XL, declarando una emergencia nacional para impulsar la producción de petróleo y gas.
También priorizó medidas relacionadas con la seguridad fronteriza, declarando una emergencia nacional en la frontera sur y ordenando el despliegue de militares para reforzarla, además de declarar como grupos terroristas a los carteles del narcotráfico a nivel mundial.
¿Qué planea Donald Trump para América Latina?
La reacción del hoy presidente frente a una periodista brasileña ha dejado entrever una posición dominante y displicente que reafirma la política de “patio trasero” que ha mantenido la superpotencia económica frente a sus vecinos.
Mientras firmaba ordenes ejecutivas, Trump fue cuestionado por la periodista brasileña quien le preguntó “¿Cuándo vas a hablar con el presidente brasilero?” a lo que cambiando el gesto le cuestiona su procedencia “¿Eres de Brasil?”, y al recibir respuesta afirmativa, continúa diciendo “Ah supongo por eso están involucrados”.
Luego, cuando se le pregunta sobre su relación con América Latina y Brasil, el mandatario estadounidense responde: “Excelente, debería ser genial, nos necesitan mucho más que nosotros a ellos”.
“No los necesitamos, nos necesitan…Todo el mundo nos necesita”, luego el mandatario sigue en su tarea de firmas sin responder más a la comunicadora sudamericana.
¿Qué se puede interpretar entrelíneas de las afirmaciones del nuevo presidente?
Esta intervención mediática evidencia una política que subestima la relevancia estratégica de la región. Su lenguaje deja entrever una visión pragmática y utilitaria, donde los países latinoamericanos son percibidos más como demandantes de apoyo y nunca como socios estratégicos.
La reacción de Trump a la periodista brasileña muestra un desinterés por un diálogo profundo con los líderes latinoamericanos. Su comentario sobre la supuesta dependencia de la región hacia Estados Unidos refuerza la narrativa histórica del “patio trasero”, donde América Latina es vista desde un enfoque subordinado en lugar de uno colaborativo.
En conjunto, este enfoque podría dificultar las relaciones diplomáticas basadas en el respeto mutuo y cooperación. La actitud de Trump sugiere que priorizará las necesidades internas de su administración antes que fomentar vínculos sólidos con sus vecinos del sur.