McDonald’s enfrenta un duro golpe financiero luego de reportar ingresos decepcionantes en su último trimestre, reflejando una caída inesperada en sus ventas en Estados Unidos. El gigante de la comida rápida no logró alcanzar las expectativas de Wall Street, lo que generó preocupación entre los inversionistas y una ligera caída en sus acciones.
Un brote mortal que ahuyentó a los clientes
El mayor problema surgió a finales de octubre, cuando un brote de E. coli fue vinculado a las hamburguesas Quarter Pounder de McDonald’s. La noticia, confirmada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), golpeó la confianza de los consumidores, quienes evitaron la cadena en los estados afectados. Aunque la compañía cambió de proveedor de cebollas en rodajas y el brote fue declarado terminado en diciembre, el daño ya estaba hecho. El tráfico en los restaurantes cayó drásticamente, afectando los ingresos del cuarto trimestre.
Clientes gastan menos, ventas en picada
Además de la crisis sanitaria, McDonald’s enfrentó un problema creciente: los clientes gastaron menos. Aunque la compañía intentó atraerlos con un menú económico de $5, la estrategia no tuvo el impacto esperado. Las ventas en tiendas comparables de EE.UU. se desplomaron un 1.4%, más del doble de lo proyectado por Wall Street.
Respiro en el extranjero
Mientras las ventas domésticas sufrieron, los mercados internacionales mostraron un desempeño más sólido. Medio Oriente y Japón reportaron un crecimiento del 4.1% en ventas en tiendas comparables, mientras que en Europa, el Reino Unido y algunos mercados registraron caídas.
A pesar del impacto, McDonald’s sigue apostando por estrategias para recuperar a sus clientes. Sin embargo, el daño a su reputación y la tendencia de gasto a la baja podrían complicar su camino hacia la recuperación.