El primer ministro de Ontario, Doug Ford, cedió ante la presión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y anunció la suspensión del recargo del 25% a las exportaciones de electricidad hacia EE. UU.
La medida se produjo apenas horas después de que Trump advirtiera que duplicaría los aranceles al acero y aluminio canadienses al 50% y que declararía una “emergencia nacional sobre la electricidad” en las áreas afectadas.
Durante una conferencia en Washington, Trump reaccionó a la decisión de Ontario, asegurando que la medida fue acertada. “Hubiera sido muy malo si lo hiciera, pero no lo va a hacer. Así que lo respeto”, afirmó, acompañado de Elon Musk.
Más tarde, el mandatario insinuó que “probablemente” reducirá los aranceles recientemente incrementados, aunque defendió que eran necesarios para recuperar empleos y fábricas en EE. UU.
El premier de Ontario, por su parte, expresó su esperanza de que Trump suspenda el arancel del 50% tras la decisión de Ontario. “No hablo por el presidente, pero si continúa con el aluminio y el acero, Ottawa responderá dólar por dólar y arancel por arancel”, advirtió. También confirmó que viajará a Washington para negociar un pacto comercial antes del 2 de abril, cuando Trump planea imponer aranceles adicionales a los automóviles.
La incertidumbre ha generado pánico en el sector automotriz. Trabajadores de la planta de GM en Oshawa, que emplea a 3,000 personas, manifestaron su preocupación ante la amenaza de Trump de “cerrar permanentemente” la manufactura de autos en Canadá. “Estamos ansiosos, enojados y asustados”, declaró Jeff Gray, líder sindical.
La escalada de tensiones sigue sacudiendo los mercados y dejando en vilo el futuro del comercio entre ambos países.