El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, logró calmar los nervios en Wall Street con un discurso que alejó los temores de estanflación y recesión, luego de confirmar que se mantienen sin cambio las tasas de interés.
Pese a que la FED redujo su previsión de crecimiento económico al 1.7% y elevó su expectativa de inflación al 2.8%, los inversionistas interpretaron sus palabras como una señal de estabilidad.
El S&P 500 reaccionó con fuerza, subiendo hasta un 1.8% antes de cerrar con un alza del 1.1%, marcando su mejor día en una decisión de la Reserva Federal desde julio. El Nasdaq 100, impulsado por tecnológicas como Apple, Microsoft y Nvidia, ganó más del 2% en su punto más alto. En un hecho poco común, incluso los bonos se sumaron al optimismo, con los rendimientos a 10 años cayendo por tercer día consecutivo.
Powell minimizó el impacto de los aranceles impuestos por Donald Trump y destacó que los indicadores económicos siguen sólidos. “La inflación ha comenzado a subir. Creemos que esto se debe en parte a los aranceles, y podría haber un retraso en el avance a lo largo de este año”, afirmó.
A pesar del repunte, persisten las dudas sobre la sostenibilidad del mercado. La FED mantiene su expectativa de dos recortes de tasas en 2025, lo que ha sido interpretado como una señal de respaldo a la economía.
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