Empresarios agrícolas, navieras internacionales y cientos de asociaciones comerciales están lanzando fuertes advertencias al gobierno de Estados Unidos por las nuevas sanciones que se proponen aplicar a los buques portacontenedores fabricados en China.
Las tarifas, impulsadas como parte del plan de la administración Trump para reactivar la industria naval estadounidense, podrían encarecer drásticamente el transporte marítimo y dañar seriamente la competitividad de las exportaciones.
Casi toda la flota mundial, afectada
El Consejo Mundial de Transporte Marítimo calcula que el 98% de la flota global estaría sujeta a estas tarifas, dado que la gran mayoría de los barcos actuales y futuros se construyen en China. La sanción alcanzaría hasta $1.5 millones por buque que atraque en puertos estadounidenses. Esto se traduciría en un sobrecosto de hasta $6,350 por contenedor de 40 pies, lo que duplicaría el precio actual del transporte marítimo en rutas clave como Nueva York-Róterdam.
El impacto directo en el campo estadounidense
Peter Friedmann, director ejecutivo de la Coalición de Transporte Agrícola, fue claro: “No estamos dispuestos a sacrificar la agricultura estadounidense… por un plan que eliminaría nuestra capacidad de vender productos agrícolas fuera de nuestras fronteras”.
El sector agroexportador asegura que no existen buques construidos en EE. UU. aptos para reemplazar a los actuales, y que los pocos disponibles no son competitivos.
Puertos pequeños en riesgo, Canadá se beneficia
Los operadores marítimos ya prevén desviar sus rutas hacia Canadá para evitar las tarifas. Alan Murphy, de Sea-Intelligence, advirtió que puertos como Halifax y Vancouver absorberán los contenedores que ya no lleguen a instalaciones estadounidenses más pequeñas como Tampa, Baltimore u Oakland.
“Los puertos más grandes se enfrentarán a congestiones con el aumento de contenedores… los más pequeños podrían ser eliminados de las rutas”, afirmó Murphy.
Una estrategia con consecuencias contraproducentes
Joe Kramek, presidente del WSC, dijo que la medida no obligará a China a cambiar sus prácticas, pero sí provocará “mayores costos para exportadores y consumidores estadounidenses”. Según un informe de Trade Partnership Worldwide, las sanciones reducirían la producción nacional y pondrían en peligro el objetivo económico del 3% de crecimiento de la administración.
La industria local aún no está lista
Nate Herman, de la Asociación de Ropa y Calzado, agregó: “Ya estamos en una economía inflacionaria… los estadounidenses no pueden permitirse más aumentos de precios ni perder más mercados de exportación”.
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