La fama puede llenar los bolsillos, pero no garantiza orden cuando se llega a la tercera edad. Y a veces, los errores no se notan sino hasta que es demasiado tarde. Entre tribunales, impuestos y olvidos costosos, algunos famosos dejaron atrás no solo una fortuna, sino un caos financiero difícil de resolver.
Morir sin testamento: el caso de Aaron Carter
Aaron Carter falleció en 2022 sin dejar ningún documento que indicara cómo distribuir su patrimonio. Con un hijo de apenas 11 meses y una prometida, la ley de California estableció que su hijo heredaría todo, pero siendo menor, un juez tuvo que nombrar a un fiduciario para manejar los bienes.
“Es posible que esa no fuera la persona que él quería para que se encargara del dinero de su hijo”, señaló el abogado Zach Wiegand. Un testamento básico habría evitado ese vacío legal.
Planes desactualizados: el error de Kobe Bryant
Kobe Bryant tenía un fideicomiso, pero no lo actualizó tras el nacimiento de su hija Capri. Al fallecer en 2020, ella no figuraba como beneficiaria, lo que obligó a su esposa Vanessa a pedir intervención judicial.
“Hay que asegurarse de que, en cuanto nazcan los niños, se incluyan rápidamente en los documentos”, advirtió Eido Walny, experto en sucesiones.
Impuestos sin control: la lección de Gandolfini
James Gandolfini dejó un testamento para su patrimonio estimado en $70 millones, pero sin blindaje fiscal. El resultado: una factura tributaria de $30 millones entre impuestos estatales y federales.
“Debemos planificar los impuestos”, dijo Walny. Estrategias como fideicomisos y revisión de beneficiarios pueden reducir el impacto fiscal.
Para todos, no solo para famosos
“El error común es creer que la planificación patrimonial es solo para los millonarios”, explicó Walny. Pero basta con tener una cuenta bancaria, una propiedad o un ser querido para que ese plan sea necesario. “Y nunca se sabe cuánto tiempo hay para corregirlo”, concluyó.
Mejor decidirlo uno mismo, antes de que lo haga la corte.
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