La decisión de la Corte Suprema sacude los derechos de la comunidad transgénero y abre la puerta a nuevas restricciones en deportes, baños y documentos oficiales. El futuro legal de miles de jóvenes queda en manos de legisladores estatales.
Por una mayoría de 6 a 3, la Corte Suprema de Estados Unidos avaló la controvertida ley de Tennessee que prohíbe el uso de bloqueadores de la pubertad y terapia hormonal en menores transgénero. El fallo, celebrado por sectores conservadores, representa el primer gran pronunciamiento del tribunal en un caso que involucra directamente la atención médica de personas trans, y llega en un momento de fuerte retroceso político y social para esta comunidad.
“Estamos en un momento en este país donde las personas transgénero están siendo atacadas de forma ilegal”, denunció Chase Strangio, abogado de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), que representó a adolescentes afectados por la ley. “Nos mantenemos alerta y listos para contraatacar”.
Un enfoque legal que prioriza lo político
El presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, sostuvo que la decisión no evalúa la conveniencia médica de la ley, sino que se limita a determinar su constitucionalidad.
“Nuestra función no es juzgar la prudencia, la imparcialidad ni la lógica de la ley… sino únicamente garantizar que no viole la garantía de igualdad ante la ley de la Decimocuarta Enmienda”, escribió. Añadió que “las preguntas sobre su política deben quedar en manos del pueblo, sus representantes electos y el proceso democrático”.
Roberts también citó un informe del Servicio Nacional de Salud de Inglaterra que cuestiona la evidencia sobre los efectos a largo plazo de las terapias de afirmación de género, destacando que aún existen “preguntas abiertas” en el campo médico.
Sin embargo, las principales asociaciones médicas de Estados Unidos —como la Asociación Médica Estadounidense, la Academia Estadounidense de Pediatría y la Asociación Estadounidense de Psiquiatría— sostienen que estos tratamientos son “clínicamente apropiados” y reducen significativamente el riesgo de suicidio entre adolescentes trans.
Sotomayor: “Un daño incalculable”
La jueza Sonia Sotomayor encabezó la disidencia liberal con una opinión de 31 páginas. “El acceso de los adolescentes transgénero a hormonas y bloqueadores de la pubertad no es una mera preferencia estética. Al contrario, el acceso a la atención puede ser una cuestión de vida o muerte”, afirmó.
Desde el estrado, Sotomayor advirtió que la Corte había abandonado su papel como garante de los derechos individuales. “La mayoría causa un daño irreparable a la Cláusula de Igual Protección… autoriza, sin pensarlo dos veces, causar daños incalculables a los niños transgénero y a los padres y familias que los aman”, escribió.
¿Y ahora qué?
Aunque el fallo se centra exclusivamente en la ley de Tennessee, las implicaciones van más allá de la atención médica. Amy Coney Barrett, integrante de la mayoría, advirtió que extender protecciones plenas a la condición transgénero implicaría un escrutinio judicial más estricto sobre otras leyes relacionadas, como el acceso a baños o la participación en deportes según la identidad de género.
Karen Loewy, asesora de Lambda Legal, señaló que “el fallo no cierra la puerta” y que aún quedan herramientas legales para combatir otras restricciones.
Con más de 110,000 adolescentes trans viviendo en estados con leyes similares, el futuro de miles de jóvenes dependerá de decisiones políticas que ahora tienen el aval de la Corte más conservadora en décadas.
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