En medio de una retórica cargada de nacionalismo y control migratorio, la administración Trump ha redoblado sus esfuerzos para recortar el acceso de inmigrantes sin estatus legal a los programas financiados por el gobierno federal. El blanco más reciente: Head Start, el emblemático programa preescolar que por más de 60 años ha sido un pilar en la lucha contra la pobreza infantil en Estados Unidos.
Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud, fue tajante: “Durante demasiado tiempo, el gobierno ha desviado el dinero de los contribuyentes estadounidenses para incentivar la inmigración ilegal. La medida de hoy cambia eso: restaura la integridad de los programas sociales federales, refuerza el estado de derecho y protege recursos vitales para el pueblo estadounidense”.
La nueva regla reclasifica programas como Head Start y los centros de salud comunitarios como beneficios públicos federales, lo que excluye automáticamente a los inmigrantes indocumentados. Un portavoz de la Administración para Niños y Familias aclaró que la elegibilidad se evaluará según el estatus migratorio del menor. La medida también incluye restricciones en programas del Departamento de Educación, Agricultura y Trabajo, afectando desde la formación técnica hasta servicios de salud esenciales.
El impacto emocional y práctico no se ha hecho esperar. Yasmina Vinci, directora ejecutiva de la Asociación Nacional Head Start, advirtió que exigir prueba de estatus “probablemente crearía temor y confusión entre las familias que buscan inscribir a sus hijos”. Añadió que la decisión “socava el compromiso fundamental que el país ha asumido con los niños”.
Shelby Gonzales, del Center on Budget and Policy Priorities, advirtió sobre las consecuencias sanitarias: “La gente depende de esos servicios para recibir tratamiento contra el cáncer y para recibir mantenimiento continuo para una variedad de diferentes necesidades de salud”.
Desde EdTrust, Augustus Mays fue más allá al denunciar que estas decisiones tienen una motivación política: “Políticas como esta no existen en el vacío. Tienen su origen en una agenda política que convierte a los inmigrantes en chivos expiatorios y utiliza el miedo para despojar de derechos y recursos a los más vulnerables”.
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