Ni el buen ritmo de ventas ni la expansión internacional fueron suficientes para amortiguar el golpe. General Motors vio caer sus ingresos netos un 35% en el segundo trimestre, arrastrados por los aranceles automotrices impuestos por Donald Trump en abril. Aunque logró superar las expectativas de los analistas, los $1,100 millones perdidos por ese concepto marcaron un trimestre difícil.
La compañía no descarta aumentos de precios
“Tenemos un plan a largo plazo para mitigar una parte sustancial de esto”, dijo el director financiero Paul Jacobson, quien apuntó a los futuros acuerdos con México, Canadá y Corea del Sur como vías de alivio. Hasta ahora, GM ha mantenido estables los precios, absorbiendo el golpe en sus márgenes, mientras traslada producción al país y ajusta su red de fábricas.
La CEO Mary Barra también subrayó que GM está “posicionando el negocio para un futuro rentable a largo plazo mientras nos adaptamos a nuevas políticas comerciales y fiscales”. En su carta a los accionistas, destacó la inversión de casi $900 millones en una planta en Nueva York para fabricar motores V-8, afirmando que el negocio de gasolina “ahora tiene un mayor potencial”.
GM traslada producción a EE. UU.
Aunque GM aumentó sus ventas en 12% durante el primer semestre, liderando la industria según Cox Automotive, los volúmenes al por mayor cayeron 7% y los ingresos totales bajaron 2%. La empresa espera que las medidas de mitigación implementadas comiencen a reflejarse en los próximos trimestres.
Los aranceles no solo afectaron a GM. Stellantis reportó un impacto de $350 millones, y se espera que Tesla revele sus cifras esta semana. GM importa aproximadamente la mitad de los vehículos que vende en EE. UU., incluidos modelos clave como el Chevy Trax, lo que la deja especialmente expuesta a un entorno comercial aún incierto.
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