El anuncio fue breve, pero sus implicaciones retumbaron de inmediato en la industria automotriz. Sin grandes gestos, General Motors reveló una decisión que sacude el tablero de la manufactura en Norteamérica.
Bajo el peso de los nuevos aranceles impuestos por el presidente Donald Trump, GM invertirá $4,000 millones en tres plantas estadounidenses para reubicar la producción de modelos emblemáticos como el Chevrolet Blazer y el Chevrolet Equinox, ambos actualmente fabricados en México. La decisión llega en un momento en que las tensiones comerciales con el gobierno mexicano permanecen sin resolver y las tarifas del 25% a vehículos y autopartes importados ya entraron en vigor.
“Creemos que el futuro del transporte estará impulsado por la innovación y la experiencia en fabricación estadounidenses”, aseguró Mary Barra, directora ejecutiva de GM. El plan incluye la reconversión de la planta de Orion, en Michigan, que en lugar de producir camionetas eléctricas ensamblará SUV y pickups a gasolina desde 2027.
La medida fue celebrada por el sindicato United Auto Workers. “Está claro: la carrera a la baja ha terminado”, afirmó su presidente, Shawn Fain. Mientras tanto, GM proyecta mantener su gasto de capital en 2025 entre $10,000 y $11,000 millones, pero estima llegar hasta los $12,000 millones anuales para 2027.
Aunque GM había adoptado una postura de “esperar y ver”, ahora prioriza asegurar empleos locales y reducir su dependencia de plantas extranjeras. “Nos verá ser muy resilientes”, advirtió Barra. Trump, por su parte, anota una victoria política sin mover un dedo más.
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