Las conversaciones en torno al futuro de la industria de semiconductores en Estados Unidos dieron un giro inesperado después de que Howard Lutnick, secretario de Comercio, hiciera una declaración que sacudió a los mercados.
La tensión por la dependencia tecnológica y la búsqueda de control nacional se mezclan ahora con la idea de que el Estado podría entrar directamente en la propiedad de uno de los mayores fabricantes de chips.
Lutnick afirmó que el gobierno de EE. UU. desea una participación en contraprestación a los subsidios que ha recibido del gobierno de su país, durante una entrevista a la cadena CNBC. Aclaró que no se trataría de gobernanza ya que el gobierno no tendría derecho a voto, señaló además que el objetivo sería transformar lo que antes eran simples subsidios en capital.
Los comentarios de Lutnick impulsaron a Intel, cuyas acciones subieron 7% el martes, en medio de rumores de que la Casa Blanca evalúa una participación del 10% que convertiría al gobierno en su mayor accionista.
Al mismo tiempo, SoftBank anunció una inversión de $2,000 millones en Intel, equivalente al 2% de la compañía, consolidándose como su quinto mayor accionista. Masayoshi Son defendió la operación asegurando que la empresa japonesa confía en que “los semiconductores avanzados seguirán expandiéndose en Estados Unidos”.
Intel ha recibido alrededor de $7,900 millones en subsidios de la Ley CHIPS, mientras que TSMC obtuvo $6,600 millones para reforzar su producción en Arizona. Lutnick criticó el esquema anterior y confirmó que el actual gobierno pretende obtener un beneficio a cambio de las subvenciones otorgadas.
El presidente Trump ha insistido en que la producción vuelva a suelo estadounidense para reducir la dependencia de fabricantes como Samsung y TSMC. La presión también alcanza al nuevo CEO de Intel, Lip-Bu Tan, quien se reunió con Trump en la Casa Blanca tras ser cuestionado por supuestos vínculos con China.
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