El año pasado, Estados Unidos quedó desconcertado por una oleada de drones no identificados sobre bases militares y aeropuertos. Hoy, la escena parece repetirse en Europa: en cuestión de días, aparatos misteriosos han sobrevolado aeropuertos en Dinamarca, una base aérea en Francia y, previamente, zonas de Polonia y Rumania. Nadie sabe de dónde vienen ni con qué propósito. ¿Estamos frente a un patrón global o simples coincidencias?
Resulta casi inaudito que las potencias con la tecnología militar más avanzada del planeta se declaren incapaces de frenar a drones que, según las autoridades, no son hostiles. La pregunta es inevitable: si no pueden detener un aparato no militar, ¿qué sucederá cuando los cielos se vean cruzados por drones enemigos?, y lo más increíble, es que siquiera pueden identificar su procedencia: ¿estamos ante la evidencia de una debilidad latente y no resuelta de las potencias occidentales?
El ataque a infraestructura crítica más grave en la historia reciente de Dinamarca
Lo que comenzó como un incidente aislado en Copenhague terminó convirtiéndose en una cadena de incursiones aéreas que paralizó aeropuertos y encendió las alarmas de seguridad en toda Dinamarca. Durante varios días, drones no identificados sobrevolaron instalaciones críticas, incluidos los aeropuertos de Aalborg, Esbjerg, Sønderborg y Skrydstrup, este último con una base aérea que alberga cazas de combate.
Las consecuencias fueron inmediatas: el aeropuerto de Aalborg permaneció cerrado más de tres horas y en Billund varios vuelos sufrieron retrasos. En Copenhague, el principal hub aéreo del país, el tráfico aéreo quedó suspendido cerca de cuatro horas tras detectarse hasta tres aparatos con luces verdes surcando el espacio aéreo.
Las autoridades no tardaron en calificar los hechos de “ataque híbrido sistemático”. El ministro de Defensa, Troels Lund Poulsen, fue tajante: “Se trata de un acto coordinado, ejecutado por un actor profesional”. La primera ministra Mette Frederiksen reforzó esa visión al señalar que “este es el ataque más grave contra la infraestructura crítica danesa en nuestra historia reciente” y fue más allá: “Europa debe prepararse. Y debemos armarnos”, declaró. “En cualquier caso, podemos afirmar que hay principalmente un país que supone una amenaza para la seguridad de Europa: Rusia”, afirmó.
El temor no solo radica en los vuelos interrumpidos, sino en el mensaje estratégico que envían estas incursiones: vulnerar el corazón logístico de un país miembro de la OTAN utilizando tecnología barata y difícil de interceptar.
Francia se suma a la preocupación
Durante la noche del 24 al 25 de septiembre, varios drones no identificados sobrevolaron la base militar francesa de Mourmelon-le-Grand, ubicada en la región de Marne. Según fuentes del ejército y la delegación militar departamental, se trató de pequeños aparatos no pilotados por personal militar. El incidente fue calificado como “excepcional” y se presentó una denuncia ante la gendarmería. Aunque no hay indicios de injerencia extranjera, se reforzaron los dispositivos de seguridad.
La base, que forma parte de la misión “Champagne”, ha sido utilizada para entrenar soldados ucranianos y desde mayo de 2025 alberga un centro táctico de entrenamiento con drones del 51º regimiento de artillería. El sobrevuelo ocurre en un contexto de creciente vigilancia aérea en Europa, donde otros países también han reportado actividad inusual de drones en zonas sensibles.
Polonia y Rumania, antecedentes que inquietan
Los casos recientes en Dinamarca y Francia recuerdan incidentes previos en Europa del Este. A mediados de septiembre, Polonia denunció la incursión simultánea de entre 19 y 23 drones en su espacio aéreo. La magnitud del evento obligó a Varsovia a desplegar cazas de reacción rápida y activar el artículo 4 de la OTAN.
Rumania, por su parte, también reportó violaciones de su espacio aéreo por drones provenientes del este, lo que encendió tensiones diplomáticas y obligó a reforzar la defensa fronteriza. La Alianza Atlántica respondió con la operación “Eastern Sentry”, destinada a desplegar sistemas de defensa aérea móviles y aumentar la vigilancia electrónica en la región.
Polonia y Alemania alegaron que los drones eran de origen ruso, sin embargo no presentó evidencias claras de esa afirmación y el gobierno de Putin reaccionó negando tajantemente estas acusaciones.
El dilema estratégico de Europa
Lo ocurrido en Dinamarca deja varias lecciones sobre la mesa. La primera es que las democracias europeas no están plenamente preparadas para responder a este tipo de amenazas “baratas pero efectivas”. Interceptar un dron con un avión de combate es un sinsentido económico y táctico. Por eso, varios países de la Unión Europea discuten ahora la creación de un “muro de drones” en sus fronteras orientales, un sistema de defensa aérea especializado y de bajo costo que pueda neutralizar este tipo de incursiones.
Aunque Rusia negó estar detrás de los ataques, Alemania fue clara al señalar que Moscú es el “sospechoso evidente” de estas operaciones. Dinamarca, por su parte, compartió con sus aliados que tiene indicios de participación estatal en los hechos, aunque no se mencionó explícitamente a ningún país.
Lo cierto es que, más allá de las atribuciones, Europa se enfrenta a un nuevo tipo de guerra híbrida donde el objetivo no es destruir, sino desestabilizar. Y la vulnerabilidad del espacio aéreo civil, con aeropuertos colapsando por horas ante simples drones, lo convierte en el blanco perfecto.
Nacho rojo y Jaime Maussan: Oleada OVNI similar a la de EE. UU.
Tras los incidentes, los investigadores ufológicos Nacho Rojo y Jaime Maussan han compartido sus impresiones, sugiriendo que podría tratarse de una incursión de objetos voladores no identificados (OVNIs), similar a lo ocurrido en Estados Unidos.
Es importante precisar que el término OVNI hace referencia a cualquier objeto volador cuya naturaleza no ha sido determinada, sin implicar necesariamente un origen extraterrestre. En este contexto, tanto el español Nacho Rojo como el periodista mexicano Jaime Maussan —reconocidos por su trayectoria en el estudio de fenómenos aéreos anómalos— han evitado afirmaciones concluyentes, pero insinúan que el comportamiento de los drones, su aparición nocturna y la falta de identificación oficial podrían encajar en patrones de una tecnología desconocida que podría ser de origen humano secreto o incluso no humano.
La investigación sobre objetos no humanos está tomando un giro de seguridad nacional. En la última audiencia del Congreso de EE. UU., presidida por la congresista Anna Paulina Luna, se presentó bajo juramento un video donde un dron militar dispara sin éxito a un objeto volador no identificado. Exfuncionarios también testificaron, reforzando la necesidad de transparencia. El enfoque ya no es especulativo y se ha convertido en un tema de investigación que involucra a científicos, personal militar, periodistas y políticos.
No te pierdas la señal en vivo de Comercio TV aquí y mantente al día en la actualidad financiera








