Un cambio profundo está a punto de transformar la manera en que millones de estadounidenses reciben sus beneficios federales. Lo que durante décadas fue una rutina —esperar un cheque físico en el buzón— desaparecerá para dar paso a un sistema totalmente digital. La medida ha generado dudas, pero también expectativas en torno a la seguridad y eficiencia que promete.
A partir del martes 30 de septiembre, la Administración del Seguro Social dejará de emitir cheques en papel, en cumplimiento de una orden ejecutiva firmada en marzo de 2025. El gobierno argumenta que mantener este formato implica costos innecesarios, retrasos y riesgos de fraude o pérdida. En las últimas semanas, la agencia contactó a los beneficiarios que aún reciben cheques tradicionales, alentándolos a migrar a alternativas electrónicas.
“Los pagos electrónicos ofrecen ventajas significativas sobre los cheques en papel, como un acceso más rápido a los fondos, mayor seguridad y mayor comodidad”, explicó Nick Perrine, vocero de la institución. Los fondos podrán depositarse directamente en cuentas bancarias o acreditarse en una tarjeta de débito prepagada.
La SSA ha confirmado que la antigua “opción de verificación temporal” también quedará eliminada. Aquellos que requieran exenciones deberán solicitarlas directamente al Departamento del Tesoro. Además, quienes inicien reclamos por primera vez deberán contar con una cuenta bancaria para garantizar la continuidad de sus pagos.
Este cambio no solo busca agilizar el sistema de distribución de beneficios, sino también fortalecer su confiabilidad. La comunidad latina en Estados Unidos, con un número creciente de beneficiarios del Seguro Social, se verá directamente impactada: la transición digital les permitirá acceder de manera más segura y rápida a los fondos que sostienen a miles de familias.
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