No siempre las historias del deporte se centran en los jugadores que pisan el campo. A veces, las miradas recaen en quienes, con disciplina y presencia escénica, se han convertido en parte esencial de la identidad de un equipo. En el caso de los Dallas Cowboys, su icónico grupo de cheerleaders lleva décadas marcando un estilo propio que trasciende fronteras y despierta curiosidad por su vida dentro y fuera de los estadios.
La reciente revelación sobre su compensación encendió titulares y generó debate. De acuerdo con reportes, una animadora con mayor experiencia puede llegar a percibir alrededor de $150,000 al año tras el extraordinario aumento del 400% concedido antes de la temporada 2025 de la NFL. Pese a este significativo ajuste, el beneficio no incluye seguro médico, una carencia que todavía despierta cuestionamientos entre expertos laborales y seguidores.
La noticia cobró fuerza gracias a Megan McElaney, integrante con cuatro años en el equipo, quien en la serie de Netflix America’s Sweethearts: Dallas Cowboy Cheerleaders explicó: “Escucharon nuestros esfuerzos y querían darnos un aumento. Y al final conseguimos un aumento del 400%, lo cual fue un cambio radical”. Sus palabras no solo reflejan la magnitud del ajuste, sino también la larga lucha de las animadoras por un reconocimiento económico acorde con su esfuerzo.
El camino hacia esta mejora no fue sencillo. En 2019, el grupo había logrado duplicar la tarifa por juego de $200 a $400, un paso modesto en comparación con el escenario actual. Kristin Westbrook, exmiembro del equipo, detalló en redes sociales cómo la estructura de pagos incluía tarifas por hora de práctica de apenas $15 y una compensación fija por apariciones públicas que comenzaba en $100 para novatas y aumentaba según los años de experiencia.
Hoy, con un esquema más favorable, el trabajo de estas animadoras cobra nueva dimensión. Su figura, más allá del espectáculo, se consolida como un símbolo del deporte estadounidense, donde la presión, la exposición mediática y el compromiso físico justifican la búsqueda de mejores condiciones.
El impacto de esta noticia resuena también entre la comunidad latina en Estados Unidos, gran parte de la cual sigue de cerca a los Cowboys. Para muchos, el ascenso de las animadoras representa un mensaje de empoderamiento y justicia laboral en un entorno deportivo que cada vez integra más voces diversas.
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