El mercado arrancó la jornada con un movimiento inusual: un actor poco habitual saltó al centro del escenario y encendió las alarmas de oportunidad y riesgo. En el trasfondo, seguridad de suministro, política industrial y una carrera global por materias primas estratégicas.
Las acciones de Trilogy Metals llegaron a subir 248% en la preapertura (8:09 a. m. ET), después de que la Casa Blanca anunciara que tomará 10% de la minera canadiense mediante una inversión de $35.6 millones. El acuerdo se enmarca en el objetivo de reforzar fuentes domésticas de cobre y otros minerales críticos desde el distrito de Ambler (Alaska).
La compañía celebró la autorización federal para destrabar proyectos en la región —una decisión de la administración Trump que revierte el rechazo previo al Ambler Road— y la calificó como un respaldo a infraestructura “crítica” bajo política federal. Ambientalistas y comunidades locales, en cambio, alertan que la carretera industrial de 211 millas atravesaría hábitats sensibles con impactos duraderos.
El movimiento de Washington llega con un mensaje geopolítico: China domina la cadena de valor, con cerca de 70% de la producción minera de tierras raras y casi 90% del procesamiento. Con la transición energética acelerando la demanda de cobre, cobalto, zinc y plomo, EE. UU. y sus aliados buscan recortar su dependencia externa.
La apuesta de Trump es clara: abrir y acelerar proyectos de minerales críticos en casa (como Ambler Road) y, si hace falta, invertir directo en compañías del sector (10% de Trilogy Metals por $35.6 millones). Con eso busca menos dependencia del exterior y más control sobre insumos clave para defensa, energía y manufactura.
A largo plazo puede funcionar si no se queda en anuncios. Hace falta completar la cadena: extracción, refinado y reciclaje en EE.UU., reglas estables para permisos, compras públicas que den certidumbre y financiamiento que soporte ciclos de precios. Con oferta local más segura, el país reduce riesgos de cortes de suministro, evita cuellos de botella y gana poder de negociación.
El talón de Aquiles es la ejecución: sin licencias rápidas y rigurosas, respeto ambiental y participación real de comunidades locales, habrá juicios, retrasos y sobrecostos. La política será efectiva si combina minería responsable con alianzas internacionales, reservas estratégicas y sustitución tecnológica. Sin ese equilibrio, la “seguridad” prometida puede quedarse en el papel.
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