El clima cambió en minutos: una ráfaga de comentarios del presidente Donald Trump sobre un “aumento masivo” de aranceles y nuevas fricciones por los metales de tierras raras bastó para encender ventas mecanizadas, evaporar el apetito por riesgo y forzar a los operadores a cubrir carteras. El repunte que venía acumulando Wall Street se desvaneció al cierre.
Ventas aceleradas y señal de miedo
El Promedio Industrial Dow Jones cayó 878.82 puntos (-1.9%) hasta 45,479.60; el S&P 500 retrocedió 2.71% a 6,552.51 y el Nasdaq Composite perdió 3.56% hasta 22,204.43, su peor sesión desde abril.
La presión aumentó luego de la imposición de aranceles del 100% a China y las acusaciones de Trump de que Pekín se ha vuelto “muy hostil” y su insinuación de cancelar un encuentro que estaba previsto con Xi en APEC. El índice de volatilidad CBOE superó 22 puntos, señal de “huida a la seguridad”. La tecnología lideró la liquidación: Nvidia cedió cerca de 5%, AMD casi 8% y Tesla alrededor de 5%.
Los gigantes de la nube también se resintieron ante el riesgo de controles de exportación de software. Operadores reportaron ventas programadas al activarse umbrales de pérdidas. El petróleo crudo estadounidense retrocedió por temores a menor demanda y cadenas de suministro más tensas.
Choque geopolítico y parálisis interna
China reforzó esta semana sus controles al exigir licencia para exportar cualquier producto que contenga tierras raras con un valor igual o superior a 0.1% del total, medida que eleva el riesgo de cuellos de botella para defensa y semiconductores.
En paralelo, el cierre del gobierno estadounidense alcanzó su décimo día: el Senado fracasó por séptima vez en aprobar financiación provisional y la Oficina de Gestión y Presupuesto confirmó que los despidos de empleados federales han comenzado, sumando incertidumbre al cierre de semana. El golpe del viernes borró la ganancia semanal: el S&P 500 terminó con -2.4%, el Nasdaq con -2.5% y el Dow con -2.7%.
Con las megacapitalizaciones pesando más en los índices, cualquier shock arancelario amplifica la volatilidad y encarece el capital para proyectos intensivos en hardware. Si Washington eleva gravámenes y Pekín mantiene controles estrictos, la inversión en inteligencia artificial —motor clave del ciclo— podría enfriarse. En el frente corporativo, Tesla presentará resultados el 22 de octubre, Microsoft la semana siguiente y Nvidia en noviembre; esos hitos darán pistas sobre márgenes, gasto en centros de datos y sensibilidad de la demanda. Por ahora, la consigna entre gestores es prudencia: preservar liquidez y recortar exposición a sectores más dependientes de China.
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