En medio del cierre del gobierno estadounidense y una economía doméstica golpeada por la guerra comercial, la Casa Blanca anunció un movimiento financiero sin precedentes: un rescate de $20,000 millones para Argentina, país liderado por el libertario Javier Milei, un cercano aliado del presidente Donald Trump.
La medida, que sorprendió a analistas y legisladores, ha sido interpretada como una jugada tanto económica como política en un momento delicado para ambos países.
Un rescate con aroma geopolítico
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, confirmó que Estados Unidos ejecutará un acuerdo de swap de divisas con el Banco Central de Argentina por $20,000 millones, permitiéndole a Buenos Aires intercambiar pesos por dólares. Además, Washington comprará directamente una cantidad no revelada de la moneda argentina, una operación que no se realizaba desde 1996. El objetivo, según Bessent, es “estabilizar los mercados” y evitar un contagio financiero regional.
Argentina atraviesa un colapso de liquidez tras la devaluación de su moneda y la pérdida de confianza en el plan de reformas de Milei. Desde que asumió en 2023, el presidente argentino ha despedido a miles de empleados públicos, recortado subsidios y reducido regulaciones. Aunque logró desacelerar la inflación a su ritmo mensual más bajo en cuatro años, la derrota electoral de su partido encendió las alarmas internacionales.
Críticas en el Congreso y tensión con el campo estadounidense
El rescate llega cuando más de un millón de trabajadores federales están suspendidos por el cierre del gobierno, lo que ha desatado críticas en el Congreso. “Es inexplicable que el presidente Trump apoye a un gobierno extranjero mientras el nuestro está paralizado”, declaró la senadora demócrata Elizabeth Warren. Otros legisladores, como el republicano Chuck Grassley, cuestionaron la lógica de ayudar a Argentina cuando sus exportaciones agrícolas compiten directamente con las de Estados Unidos.
La medida también ha generado molestia entre los agricultores estadounidenses, que enfrentan un año difícil por la guerra comercial. China, principal comprador de soja norteamericana, canceló compras en mayo y optó por granos argentinos tras la eliminación temporal de impuestos a la exportación. “Estamos perjudicando a nuestros propios productores”, advirtió Grassley.
Beneficiarios y sospechas
Los detractores del plan sostienen que el rescate beneficiará a inversores privados con posiciones en deuda argentina, entre ellos el multimillonario Rob Citrone, con vínculos antiguos con Bessent.
Warren acusó a Trump de usar recursos públicos para favorecer a sus aliados financieros. Desde el Tesoro, sin embargo, aseguran que la operación busca “preservar la influencia estratégica de Estados Unidos en el hemisferio occidental” y contener el avance económico de China en Sudamérica.
Este inusual rescate reaviva el debate sobre la línea entre política exterior y favoritismo económico. Aunque los efectos inmediatos pueden estabilizar los mercados argentinos, el costo político para Washington apenas comienza a medirse.
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