El presidente Donald Trump volvió a colocar la política tributaria en el centro de la conversación nacional al adelantar que los contribuyentes recibirán devoluciones sin precedentes durante la próxima temporada de declaraciones. El mensaje, difundido en una reunión de gabinete, llega en un momento de expectativas elevadas tras la aprobación de nuevas medidas fiscales.
Trump aseguró que la reciente promulgación de la One Big Beautiful Bill Act (OBBBA) ampliará los recortes impositivos y permitirá que los estadounidenses obtengan devoluciones significativamente mayores. “Se proyecta que el próximo año será la temporada de devolución de impuestos más grande de la historia”, afirmó el mandatario, insistiendo en que las reformas aprobadas generarán alivio directo en los bolsillos de los contribuyentes.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, respaldó las declaraciones al señalar que “lo mejor está por venir” para la economía y anticipó que, debido a varias disposiciones retroactivas de la OBBBA, “en 2026 vamos a ver reembolsos de impuestos muy sustanciales en el primer trimestre”.
Entre los beneficios citados destacan reducciones impositivas para beneficiarios del Seguro Social, trabajadores que dependen de propinas u horas extras y deducciones para préstamos de vehículos fabricados en Estados Unidos. “La mejor manera de abordar la crisis de asequibilidad es darles a los estadounidenses más dinero en sus bolsillos”, añadió Bessent.
Trump también reiteró su propuesta de ofrecer dividendos arancelarios financiados con los ingresos aduaneros. Aseguró que esos fondos permitirían reducir la deuda nacional y, eventualmente, modificar de forma radical el sistema tributario. “Vamos a dar un buen dividendo a la gente… Creo que, en un futuro no muy lejano, ni siquiera tendrán que pagar impuestos sobre la renta”, dijo.
Sin embargo, estimaciones del Comité para un Presupuesto Federal Responsable advierten que un dividendo anual de $2,000 implicaría un aumento de $6 billones en la deuda federal en diez años, muy por encima de los ingresos generados actualmente por aranceles, que rondan los $100,000 millones anuales. Incluso si se consideran los aranceles sujetos a litigios en la Corte Suprema, los ingresos proyectados llegarían a $300,000 millones, una cifra insuficiente para cubrir el costo del programa.
En un clima de expectativas y escepticismo, las propuestas fiscales de la administración abren un debate nacional sobre la sostenibilidad de los recortes y la viabilidad de financiar dividendos con ingresos arancelarios que representan apenas una pequeña fracción de los recursos fiscales del país.
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