Con 2025 en su recta final, muchas familias vuelven a mirar portales inmobiliarios y calculadoras de pago mensual con una mezcla de esperanza y cautela. El clima es distinto al de meses atrás: hay más anuncios, más movimiento en tasas y una Reserva Federal que sigue recortando, mientras compradores y vendedores intentan leer las señales antes de tomar una decisión que suele marcar años.
Juan Santos, de The Santos Group at Keller Williams South Florida, explicó en Buenos Días Wall Street que las hipotecas fijas a 30 años rondan el 6.6%, su nivel más bajo desde inicios de 2023, tras 18 semanas por debajo de ese umbral. Aun así, el giro no depende solo del recorte de 0.25% en la tasa de referencia: “el movimiento más importante vino de la conferencia de prensa… no del anuncio en sí”, dijo, aludiendo a comentarios de Jerome Powell sobre empleo “sobreestimado” e inflación a la baja.
El inventario nacional sube, pero Santos advierte que parte es “inventario no deseado”, con un peso fuerte de condominios antiguos en su mercado. Y hay otra señal: los delistings —propiedades retiradas sin vender— han aumentado cerca de 45.5% en 2025, reflejando que “el mercado ya no perdona precio inflado”.
Hacia 2026, el panorama apunta a un ajuste gradual: más oferta, negociación más realista y una mejora marginal en asequibilidad, con estimaciones que llevarían el pago típico a alrededor de 29.3% del ingreso familiar.
El nuevo año no promete gangas, pero sí un tablero menos eufórico y más racional, donde ganar tiempo, comparar y negociar puede valer tanto como encontrar la casa ideal.
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