El estilo de vida de un “nómada digital” es para muchos envidiable. Trabajar desde cualquier lugar del mundo, incluidos sitios paradisiacos alejados del bullicio y del estrés de las grandes ciudades.
Una playa, un bosque, un hermoso hotel, un gran mirador o una zona rural, pueden convertirse en una oficina, mientras se cuente con un computador y conexión a internet. El naciente auge del internet satelital ha hecho que prácticamente no haya lugar donde no se pueda trabajar de manera remota.
El número de nómadas digitales estadounidenses aumentó un 9% en tan solo 12 meses entre 2021 y 2022, llegando a casi 17 millones de personas, según informó la plataforma de empleo MBO Partners.
Pero un factor disuade a muchos aspirantes de este estilo de vida: la pareja y sobre todo: los niños. Ya sea por temas de educación, salud o incluso seguridad, los padres nómadas digitales parecen enfrentar múltiples barreras que los solteros no tienen. A pesar de ello, existen casos como el de la familia Elledge-Penner que ha vivido en más de 20 naciones junto a sus tres hijos entre 7 y 12 años.
Martin Penner y Taryn Elledge-Penner de la agencia de viajes boutique Quartier Collective, salieron de Seattle en 2018 y han estado en países como Japón, Irlanda, Portugal, Grecia, México, Marruecos, Turquía y Sri Lanka. A veces se quedan pocas semanas, pero por lo general están en un mismo lugar de uno a tres meses.
Martin manifestó: “Sentimos que el mundo era un lugar grande y salvaje, y que nuestro hogar en Seattle se había encogido de alguna manera”, afirmó. “Teníamos que mostrarles a nuestros hijos el resto de países y no queríamos perdernos esa conexión con algo más grande”, agregó.
Por su parte Taryn dijo que quería pasar más tiempo con sus hijos, hacer que su viaje fuera sostenible y conectarse con otras familias.
“Cuando nos fuimos, no encontrábamos familias como la nuestra en el camino”, dijo. “Ahora eso realmente ha cambiado y muchas padres con hijos se han dado cuenta de que esta es una opción duradera y profunda”.
Han disfrutado de una gran variedad de experiencias como vivir en una granja en Japón donde sorbían fideos de un poste de bambú ahuecado; hacer cerámica en México; y asistir a un espectáculo de marionetas en Grecia sin entender una sola palabra.
Martin dijo que la clave para hacer que el estilo de vida funcione para ellos es “conectarse con la gente” y no acercarse a los lugares con una visión enfocada en el turismo.
También existen grandes obstáculos para quienes tomen esta opción. “Un gran desafío ha sido encontrar un equilibrio entre la vida familiar y la vida en pareja sin los niños”, dijo la pareja. “Hemos pasado períodos tan largos estando juntos, cada momento del día”.
Se refieren a que en una vida “normal”, los niños hacen buena parte de su día con los amigos de escuela y por otro lado, los padres tienen experiencias propias en sus trabajos. Esto no ocurre cuando eres nómada digital, ya que prácticamente estás 24/7 con tu núcleo familiar y esto puede generar tensiones.
Otro factor muy importante es “el tiempo para planificar la logística, ir de desde un punto A a un punto B, puede ser literalmente un trabajo de tiempo completo y realmente agotador”, aseveró.
Aunque la educación es una de las preguntas más importantes para los trabajadores remotos con niños, ellos han encontrado muchas opciones.
“Las cosas han cambiado mucho desde que empezamos. Es diez veces mayor la cantidad de alternativas que a hoy se pueden encontrar”, dijo. “Literalmente, cualquiera que quiera desvincularse de su sistema escolar actual, es totalmente posible que encuentre lo que esté buscando”.
La pareja notó que la dinámica familiar ha cambiado desde que se convirtieron en nómadas digitales en 2018. Su hija, por ejemplo, ahora anhela amistades más duraderas, mientras que la idea de tener un perro y habitación propia, se han convertido en un gran atractivo debido a que por ahora no pueden tenerlo.