Las exportaciones de China al resto del mundo se desplomaron en julio, ofreciendo nuevas evidencias de que el declive de la demanda occidental está perjudicando los intentos de ese país por reactivar el crecimiento.
El empeoramiento de las tensiones geopolíticas entre Pekín y Occidente que lidera los Estados Unidos también ha llevado a algunos fabricantes occidentales a reducir su dependencia de la cadena de suministro de China.
Los envíos al extranjero desde el gigante asiatico cayeron un 14.5% en julio respecto al año anterior, la caída interanual más pronunciada desde febrero de 2020 cuando recién iniciaba la pandemia, según datos publicados este martes por la Administración General de Aduanas de ese país.
En comparación con las del año anterior, las exportaciones de China hacia EE. UU. y la Unión Europea se desplomaron más de un 20%. Hubo un único punto positivo: los envíos chinos a Rusia se dispararon en julio.
Visto de manera más amplia, la lentitud del comercio en China y otras partes de Asia sugiere que la desaceleración global está comenzando a ser más fuerte, ya que las economías desarrolladas, incluido EE. UU., continúan lidiando con la posibilidad de una recesión.
Después de aumentar un 1.9% en los primeros tres meses del año con respecto al trimestre anterior, se espera que el comercio mundial de bienes se contraiga un 0.4% en el segundo trimestre, según el último pronóstico de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.
Los últimos datos muestran que China está al borde de caer en deflación, un escenario que muchos temen podría arrastrar a la economía hacia una espiral descendente. Se espera que el gobierno de ese país publique los datos mensuales de inflación este miércoles.
Las importaciones también cayeron más de lo esperado en julio, presentando una baja de 12.4% en comparación con el año pasado, frente a una caída del 6.8% en junio, marcando el peor mes de caídas interanuales desde enero y muy por debajo de la caída del 5% esperada por los economistas encuestados.