En el arranque del segundo trimestre, los futuros del petróleo crudo experimentaron una notable escalada, propulsados por los ecos de un incidente geopolítico de considerable magnitud.
El primero y segundo día de operaciones del trimestre testificó un aumento en los precios del petróleo, impulsado en gran medida por el ataque con misiles al consulado iraní en Damasco, Siria. Este suceso no sólo exacerbó las tensiones en la región, sino que también puso de relieve la delicada red de conexiones geopolíticas que influyen en el mercado del petróleo a nivel mundial.
El precio del crudo West Texas Intermediate (WTI) para entrega en mayo se incrementó en $54 centavos, alcanzando los $83.71 dólares por barril, un ascenso del 0.65%. De manera similar, el Brent para entrega en junio vio un aumento de $42 centavos, llegando a $87.42 dólares por barril, lo que representa un alza del 0.48%. Este movimiento ascendente en los precios refleja no solo la reacción inmediata al ataque, sino también la percepción de un riesgo geopolítico aumentado en la región, un factor que históricamente ha tenido un impacto significativo en los mercados de energía.
El ataque, que medios estatales tanto sirios como iraníes han atribuido a Israel, resultó en la muerte de un alto comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán, lo que añade una capa de complejidad al tenso panorama en Medio Oriente.
Este incidente es visto por analistas como Leo Mariani de Roth MKM, como una escalada clara en el conflicto que podría mantener los precios del petróleo en una trayectoria ascendente a corto plazo, dada la potencial interrupción de suministros y la incertidumbre política que tales eventos suelen acarrear.
Además, el panorama del petróleo se ve influenciado por otros factores geopolíticos, como los ataques a refinerías de petróleo rusas por parte de Ucrania y las acciones de militantes hutíes que han llevado al desvío de entregas de crudo, añadiendo más presión al mercado.
Este contexto subraya cómo el crudo sigue siendo un punto focal de las dinámicas geopolíticas globales, siendo susceptible a fluctuaciones significativas en respuesta a eventos políticos y militares.
El 2024 ha sido testigo de un mercado petrolero alcista, impulsado por la combinación de una demanda global robusta y la decisión de la OPEP+ de mantener limitada la oferta. Tanto el WTI como el Brent han disfrutado de tres meses consecutivos de ganancias, con incrementos del 17.8% y 14.2% respectivamente en lo que va de año.
Este escenario pone de manifiesto la interacción entre la geopolítica y la economía global, demostrando cómo incidentes aparentemente aislados pueden tener efectos ondulantes a través de los mercados globales, reafirmando la naturaleza intrincadamente vinculada del mercado energético mundial.