El presidente Donald Trump reveló que habló personalmente con el CEO de Apple, Tim Cook, justo después del acuerdo entre Estados Unidos y China que suspendió temporalmente la mayoría de los aranceles durante 90 días.
Según Trump, la llamada fue prometedora: “Con 500 mil millones de dólares, construirá muchas plantas para Apple en Estados Unidos. Y lo esperamos con ilusión”, afirmó desde el Despacho Oval.
Apple ya había anunciado en febrero un plan de inversión de $500,000 millones en EE. UU., enfocado en expansión de operaciones y ensamblaje de servidores de inteligencia artificial en Houston. Sin embargo, la conversación con Trump elevó las expectativas sobre un posible regreso de la producción del iPhone al país, algo que expertos consideran costoso y poco probable.
El anuncio del alivio arancelario provocó una reacción inmediata en el mercado. Las acciones de Apple subieron 6%, superando el repunte del Nasdaq, que avanzó 4%. A pesar de la euforia, los beneficios a corto plazo para Apple siguen siendo inciertos. Aunque muchos de sus productos fueron exentos de los aranceles del 145% en abril, aún enfrenta cargas del 30% en importaciones chinas y un 10% adicional en operaciones en India y Vietnam.
Cook, en una reciente conferencia con inversionistas, evitó hacer predicciones más allá de junio, calificando la situación como “difícil de predecir”. Mientras tanto, Apple no ha emitido comentarios oficiales sobre la charla con Trump. Pero en los pasillos del poder, la presión para reubicar fábricas parece haber comenzado.
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