En los grandes mercados financieros, no siempre son los movimientos visibles los que explican las transformaciones más profundas. Detrás de cifras récord y titulares sobre acciones en alza, existen estructuras discretas que operan lejos del foco público, moldeando decisiones que se proyectan por generaciones y redefinen la forma en que el poder económico se organiza y se preserva.
Un centro común para una fortuna en expansión
Con las acciones de Walmart acumulando una subida cercana al 25% en el año y acercando al gigante minorista a una capitalización bursátil de 1 billón de dólares, la familia Walton consolida una fortuna estimada en $482,000 millones, según Bloomberg. Aunque ninguno de los hijos o nietos vivos del fundador Sam Walton trabaja directamente en la empresa, la familia mantiene una participación del 45% en Walmart. Desde principios de 2020, los Walton y su fideicomiso familiar han vendido alrededor de $25,300 millones en acciones, de acuerdo con Smart Insider.
El eje de esta estructura es Walton Enterprises, la oficina familiar que concentra la mayoría de las acciones de Walmart y actúa como centro de coordinación para inversiones y filantropía. La firma opera con un perfil bajo, con pocas inversiones divulgadas públicamente, aunque registros muestran desarrollos inmobiliarios y una cartera de valores de $4,400 millones, compuesta principalmente por ETF y fondos de bonos. El resto de los activos se mantiene en un fideicomiso administrado por la misma entidad.
Radios independientes y apuestas personales
Las inversiones de mayor riesgo y visibilidad quedan en manos de oficinas familiares individuales. Rob Walton, hijo del fundador, compró los Denver Broncos por $4,650 millones en 2022 y posee un patrimonio estimado de $137,000 millones. Parte de su fortuna es gestionada por Madrone Capital Partners, principal accionista de StubHub. Lukas Walton, con un patrimonio de $48,000 millones, ha canalizado cerca de $15,000 millones hacia inversiones de impacto a través de Builders Vision, enfocadas en sostenibilidad, océanos y agricultura.
Este modelo de “centro y radios” permite compartir costos y acceder a oportunidades de primer nivel, mientras cada miembro desarrolla sus propias prioridades. “Es increíble lo que mil millones de dólares no te pueden comprar”, dijo un asesor cercano a la estructura, bajo condición de anonimato. Scott Saslow, consultor de oficinas familiares, señaló que “funciona mejor cuando todos son transparentes sobre cuándo conviene usar recursos centrales y cuándo no”.
Gregg Lemkau, codirector ejecutivo de BDT & MSD Partners, destacó el perfil de la nueva generación: “Lukas Walton ha volcado su pasión en el impacto… está teniendo un impacto realmente diferenciado”. Sin embargo, expertos como Dennis Jaffe advierten que mantener la cohesión familiar se vuelve más complejo en la tercera generación, cuando intereses y valores divergen.
Mientras los nietos comienzan a ganar mayor influencia —incluido el derecho a voto sobre las acciones familiares—, el desafío ya no es solo preservar la riqueza, sino decidir cómo ejercerla en un mundo que exige propósito además de rentabilidad.
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