Las ventas de viviendas existentes en Estados Unidos cayeron en 2024 al nivel más bajo registrado desde 1995, marcando el segundo año consecutivo de debilidad en el mercado inmobiliario. Factores como tasas hipotecarias elevadas, precios récord y crecientes costos asociados con la propiedad de viviendas han contribuido a este declive.
La tasa promedio de una hipoteca fija a 30 años se ha mantenido entre el 6% y el 8% desde finales de 2022, dificultando que muchos estadounidenses puedan costear la compra de viviendas. Además, costos adicionales como seguros e impuestos a la propiedad han desalentado tanto a compradores como a vendedores. Según Rick Palacios Jr., de John Burns Research & Consulting, “el mercado no muestra señales de recuperación mientras las tasas hipotecarias sigan en torno al 7%”.
El inventario limitado también ha jugado un papel crucial. Aunque los precios promedio de las viviendas aumentaron un 6% interanual, la escasez de propiedades en venta mantiene los precios elevados. Muchos propietarios con tasas hipotecarias bajas prefieren no vender, lo que restringe la oferta.
En diciembre de 2024, el precio promedio nacional de una vivienda fue de $404,400, ligeramente por debajo del récord de junio pero aún fuera del alcance de muchos compradores. Pese a ello, hubo un aumento mensual del 2.2% en las ventas, mostrando una leve recuperación.
De cara a 2025, los expertos esperan una mejora marginal en el mercado, impulsada por un inventario en aumento. Sin embargo, las tasas de interés seguirán siendo el principal desafío para reactivar las ventas y hacer el mercado más accesible.