Todo parece normal al abrir una lata de refresco, pero detrás del gas y el sabor hay una realidad mucho más amarga. La marca que refresca al mundo ahora lanza una señal de advertencia que sacude al mercado.
PepsiCo reportó resultados mixtos y, lo más preocupante, recortó su previsión de ganancias para el año. Con ingresos de $17,920 millones, por encima de lo esperado, y ganancias ajustadas por acción de $1.48, la noticia podría parecer positiva. Pero el contexto lo cambia todo: las ventas netas cayeron 1.8% y el ingreso neto atribuible a la compañía se redujo a $1,830 millones, frente a los $2,040 millones del año anterior.
El CEO Ramón Laguarta fue directo: “Prevemos mayor volatilidad e incertidumbre, especialmente en relación con la evolución del comercio mundial… lo que incrementará los costos de nuestra cadena de suministro”. La presión de los nuevos aranceles y el consumidor más precavido dibujan un escenario complejo.
El volumen en su división de alimentos en Norteamérica cayó 1%, mientras que en bebidas la baja fue de 3%. “Los impactos acumulativos de las presiones inflacionarias han tensado los presupuestos y alterado los patrones de compra de alimentos”, afirmaron Laguarta y el CFO Jamie Caulfield.
Aunque marcas como Pepsi Zero Azúcar y Miss Vickie’s ayudaron a mejorar la cuota de mercado, la compañía ya prepara una reestructuración que incluye adquisiciones como la de Poppi, una bebida funcional, y ajustes estratégicos en la oferta de productos.
Ahora, PepsiCo espera que sus ganancias por acción se mantengan sin cambios, una revisión drástica frente al crecimiento prometido hace apenas semanas.
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