La gigante de bienes de consumo Procter & Gamble sorprendió al recortar sus previsiones anuales tras un trimestre marcado por caídas de ventas, un consumidor más cauto y el peso de nuevos aranceles.
Ingresos de $19,780 millones, por debajo de los $20,110 millones esperados, y ventas netas que cayeron 2%, advierten un panorama gris aún más cuando el CEO Jon Moeller advirtió que “es probable que haya que fijar precios”, dado que “las tarifas son inherentemente inflacionarias”.
Procter & Gamble, dueña de marcas como Tide, Pampers y Gillette, enfrentó una disminución de volumen del 1%, señal clara de que los hogares están reduciendo sus compras. “Vimos a los consumidores buscando básicamente valor”, dijo el CFO Andre Schulten, señalando una migración hacia tiendas con descuentos, clubes minoristas y plataformas online.
El único segmento que logró aumentar su volumen fue el de cuidado personal, que creció 1%. Las demás divisiones, incluyendo productos para bebés, hogar y salud, reportaron descensos. China, su segundo mercado más grande, también mostró debilidad.
Pese a reportar ganancias por acción de $1.54, ligeramente por encima de los $1.53 esperados, P&G redujo su proyección de BPA anual a un rango entre $6.72 y $6.82, muy por debajo de los $7 esperados hace apenas meses.
Y mientras Trump prepara nuevos aranceles recíprocos para julio, los precios subirán. “Estamos buscando opciones de abastecimiento”, advirtió Moeller. Pero la señal ya está clara: lo peor puede estar por venir… y el consumidor será quien pague.
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