Una nueva batalla se cocina en el Congreso, pero esta vez no gira en torno a armas, fronteras o deuda: ahora, las propinas están en el ojo del huracán.
Un beneficio con firma de campaña
Con el objetivo de cumplir una de las promesas más repetidas por el presidente Donald Trump, los republicanos del Senado presentaron una propuesta fiscal para eliminar los impuestos sobre las propinas. El texto replica, con diferencias cruciales, una medida que la Cámara de Representantes ya había aprobado en mayo. Ambas iniciativas establecen una deducción fiscal aplicable a propinas calificadas —en efectivo, con tarjeta o en esquemas compartidos—, disponible para empleados y contratistas independientes entre 2025 y 2028.
Lo llamativo es que no es necesario detallar deducciones: incluso quienes opten por la deducción estándar pueden acceder al beneficio. Pero, como advirtió Matt Gardner, investigador del Institute on Taxation and Economic Policy, las similitudes terminan ahí.
Dos caminos, dos efectos
La propuesta del Senado introduce un límite anual de $25,000 para esta deducción, algo que la versión de la Cámara omite por completo. Además, mientras la Cámara prohíbe el beneficio a quienes ganen $160,000 o más, el Senado opta por una reducción progresiva: por cada $1,000 que supere los $150,000 en ingresos individuales o $300,000 en ingresos conjuntos, se resta $100 al valor de la deducción.
Ambas propuestas restringen el beneficio a quienes, al 31 de diciembre de 2024, se desempeñaban en ocupaciones que “habitualmente y regularmente” recibían propinas. El Departamento del Tesoro deberá publicar un listado oficial de esas profesiones en un plazo de 90 días tras aprobarse la ley.
¿Realmente ayuda a los más vulnerables?
Aunque el Senado aprobó por unanimidad una versión simbólica de la medida hace semanas, los expertos no están convencidos de su efectividad. Ernie Tedeschi, del Laboratorio de Presupuesto de Yale, subraya que “más de un tercio (37%) de los trabajadores que reciben propinas tenían ingresos tan bajos que no tuvieron que pagar impuestos federales sobre la renta en 2022”. Entre trabajadores sin propinas, ese porcentaje fue de apenas 16%.
El Instituto de Política Económica no ve con buenos ojos esta deducción, afirmando que “da la ilusión de ayudar a los trabajadores con ingresos más bajos, mientras que el resto de la legislación otorga enormes beneficios a los ricos a expensas de la clase trabajadora”. Para ellos, aumentar el salario mínimo sería un remedio más directo. Lo cierto es que, aunque las propinas suenen a gratitud, su carga fiscal podría seguir en debate por mucho tiempo.
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