Un anuncio escueto desde Pekín bastó para tensar de nuevo el tablero geopolítico y sacudir a los inversores del sector chips. La Administración Estatal de Regulación del Mercado (SAMR) informó que abrirá una investigación antimonopolio sobre la compra de Autotalks por parte de Qualcomm, una operación cerrada en junio tras más de dos años en trámite. El mensaje es claro: China endurece su postura frente a los gigantes estadounidenses en vísperas de reuniones clave entre Donald Trump y Xi Jinping.
Las acciones de Qualcomm cayeron 4% el viernes, reflejando el nerviosismo por mayores barreras regulatorias en el principal mercado de la cadena móvil. La pesquisa apunta a si la integración de Autotalks —especializada en tecnología V2X para vehículos conectados— refuerza un poder de mercado que pueda excluir rivales en segmentos emergentes de automoción y comunicaciones. Qualcomm aseguró que coopera “plenamente” con SAMR y reiteró su compromiso con clientes y socios.
El movimiento llega tras otras señales de presión: en septiembre, SAMR señaló presuntas infracciones de Nvidia ligadas a la compra de Mellanox y, según reportes, Pekín disuade adquisiciones locales de sus chips; además, China endureció esta semana los controles de exportación de tierras raras, insumos críticos para semiconductores, defensa y autos eléctricos.
Con compañías como Xiaomi entre los grandes clientes de Qualcomm, cualquier restricción puede alterar precios, calendarios de lanzamientos y mapas de suministro. Y en el plano político, una investigación de alto perfil se convierte en ficha de negociación mientras Washington y Pekín calibran aranceles, licencias y estándares tecnológicos.
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