Un memorando interno de OpenAI refuta las afirmaciones de Elon Musk presentadas en una demanda reciente, sugiriendo que su motivación puede derivarse del arrepentimiento de no estar involucrado con la compañía actualmente, tal y como lo hizo en el pasado.
Musk, quien cofundó OpenAI en 2015 y renunció a su junta directiva en 2018, ahora está demandando a la empresa y al director ejecutivo Sam Altman, alegando que han abandonado la misión fundacional de desarrollar inteligencia artificial para el beneficio general de la humanidad.
Desde que se lanzó al público el chatbot ChatGPT a finales de 2022, OpenAI ha experimentado un rápido crecimiento y una alta valoración, pero ha enfrentado desafíos internos con su estructura de “ganancias limitadas”.
Musk reclama haber contribuido significativamente a OpenAI con inversiones financieras y apoyo operativo. Sin embargo, los ejecutivos de OpenAI sugieren que Musk ha buscado control y ha propuesto fusionar OpenAI con Tesla en el pasado, propuestas que la empresa consideró inadecuadas para su misión.
A pesar de la disputa, Altman elogia a Musk como su héroe y enfatiza que la misión de OpenAI de desarrollar IA para el beneficio de la humanidad continúa. Esta disputa legal subraya tensiones previas entre Musk y OpenAI, incluida la contratación y posterior regreso de un cofundador de OpenAI por parte de Tesla, y las críticas públicas de Musk hacia OpenAI y su asociación con Microsoft.
OpenAI reafirma su independencia y su compromiso de trabajar para garantizar que la inteligencia artificial general beneficie a toda la humanidad. Los abogados de Musk no respondieron de inmediato a una solicitud de comentarios, lo que sugiere que la disputa está lejos de resolverse.
No es la primera vez que OpenAi es demandado, recientemente el periódico estadounidense The New York Times interpuso una acción legal contra esta empresa y también contra Microsoft, por infracciones relacionadas con temas de derechos de autor en el entrenamiento de modelos de IA.
La controversia también plantea preguntas sobre el control y la dirección de las empresas de tecnología que operan en un campo tan crucial como la inteligencia artificial, y cómo equilibrar los intereses comerciales con el bienestar general. En última instancia, el resultado de esta disputa podría tener implicaciones significativas para el futuro del desarrollo de la IA y la gobernanza de las empresas tecnológicas emergentes.