Las alertas económicas no impidieron el despegue. Mientras el mundo esperaba cifras moderadas, China dio un golpe sobre la mesa con un repunte inesperado en su actividad económica.
El PIB del gigante asiático creció un 5.4% en el primer trimestre, superando las estimaciones del 5.1% y marcando su mejor desempeño desde enero de 2023. Las ventas minoristas subieron un 5.9% y la producción industrial un impresionante 7.7%, cifras que evidencian el impacto de los estímulos aplicados desde finales de 2024. Incluso la inversión en activos fijos mejoró un 4.2%, aunque el sector inmobiliario sigue siendo un punto débil con una caída del 9.9%.
Pero el panorama no es del todo optimista. Los aranceles de hasta 145% impuestos por Estados Unidos han desencadenado represalias chinas del 125% sobre productos estadounidenses, y el comercio bilateral comienza a resentirse. “La guerra comercial 2.0… tendrá un impacto considerable”, advirtió Tianchen Xu de The Economist Intelligence Unit.
UBS recortó su previsión de crecimiento para China al 3.4% este año, mientras Morgan Stanley pronostica una fuerte caída en las exportaciones. Pekín se prepara para contrarrestar el golpe con recortes de tasas, estímulos fiscales y nuevos programas de subsidios.
“La urgencia por una mayor flexibilización está en aumento”, aseguró Lisheng Wang de Goldman Sachs.
Aunque las cifras de arranque de año son sólidas, todos miran con cautela el segundo trimestre cuando empezarán a sentirse los efectos de los nuevos aranceles impuestos por el gobierno de Donald Trump.
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